El abrazo de los 3 mil kilómetros.

 

Braulio Monroy brincó la frontera continuando con una tradición heredada de su padre. Desde el lejano pueblo de El Pocito, a dos horas por carretera, de la cabecera municipal del municipio Serrano de Jalpan de Serra; que se encuentra a unas tres horas y media de la capital del estado de Querétaro, en el centro del país.

Monroy decidió construir su vida en Michigan donde fundó su propia empresa que brinda servicios a la internacional Monsanto.

Su empresa llega a emplear hasta cerca de 400 personas en la cosecha de flor y manzana en temporadas altas. Sin querer, Monsanto es parte de la economía de comunidades pobres de México. Anualmente Braulio prepara un viaje de más de 3000 kilómetros para recibir un tierno y cálido abrazo de su madre.

Viajarán, huyendo de la primer tormenta de la temporada invernal desde Michigan hasta Laredo y luego México; donde se sumarán a la caravana migrante, que tiene como finalidad resguardo y seguridad contra los abusos de autoridades mexicanas locales, federales y crimen organizado.

A su llegada, le espera una capilla familiar dedicada a Santo Toribio, patrono de los migrantes. En la cocina de fogón de leña le recibe su madre con un eterno abrazo. Por la noche celebran una posada familiar. La comida siempre fue la maquinaria que movió a la familia. El abuelo emigró para dar de comer a sus hijos. La comida, la cocina y el comedor es el lugar que mantiene la cohesión familiar. No importa el lado de la frontera.

Demian Chávez. 

Michigan-Jalpan. 2017.

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